La plenitud significa vivir como Dios quiere que vivamos. En Génesis 1 y 2, aprendemos que Dios nos creó para ser íntegros. Sin embargo, el pecado trajo la ruptura a nuestras vidas y al mundo. Esto ha tenido muchas consecuencias destructivas para todos nosotros. A través de Jesús, tenemos un camino de vuelta a la plenitud. La plenitud es una vida floreciente alineada con Cristo. Efesios 4:21-32; Romanos 12:1-2; 1 Corintios 2:16; 2 Corintios 5:17. Nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu están interconectados y el quebrantamiento de un área impactará en las demás. En Lucas 10:25-28 se nos dice que amemos a Dios con TODO nuestro ser. Todo lo que hay en nosotros. Todo lo que somos. Sin embargo, el pecado impide que esto suceda. Esta guía nos ayudará a aplicar Lucas 10: 25-28 a todas las partes de la vida - física, emocional (sentimientos), vida mental (pensamientos), vida espiritual y relaciones.
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